miércoles, 8 de noviembre de 2017
"AMANECER EN TEL AVIV"
Juan Bautista de la Vera Cruz yace boca abajo, junto al límite del lateral izquierdo de la enorme cama. Su cuerpo, enteramente desnudo, pareciera estar lacerado; tanto las espaldas como los glúteos están salpicados por rosetones cubiertos de cera derretida, adherida a la piel. Los estores color amarillo de Nápoles que tamizan la luz de las ventanas, se van tornando azafranados por los efectos luminosos de un intenso amanecer, en el milenario puerto de Jaffa; -un enclave con identidad propia en el Antiguo Testamento.
El escultor y modelo de pasarelas duerme profundamente, mientras sus acompañantes de cama andan enzarzadas en tenues caricias; -que aunque lentas y un tanto fatigosas, no cesan. La cabeza de Marie Madeleine se apoya en el pecho de Alexandra, que tiene el rostro aún hinchado por los efectos del sueño. Los cabellos, en tonos de oro viejo caen hasta tocar con sus puntas la gran estrella de David; -que a modo de tatuaje ilustra su hombro y parte del antebrazo izquierdo.
En el rictus de la joven francesa afloran signos de indudable placidez, cuando una de las manos de su amiga, camina por el ombligo y los inicios fronterizos del espeso monte de Venus, donde todavía subyacen las notas florales y aromáticas de Nina Ricci......
Giovanni R.Tortosa
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