domingo, 17 de diciembre de 2023

A SU MANERA, FUE UN HOMBRE SABIO


-"La escasa cultura que tengo se la debo al cine. Con siete años me iba solo al cine, tanto en Jumilla como Yecla, donde viví algún tiempo".

Hablaba con la vehemencia de quien ha vivido tocado por la intensidad de un viento huracanado, intentando siempre escudriñar los resquicios insondables del existir.

-"Fui el único de cinco hermanos que nació en Barinas, todos ellos lo hicieron en Jumilla".

-Pero, dices cinco, cuando sois seis hermanos?

-"Ya, es que a Margarita no la incluyo, siempre digo que somos cinco y Margarita".


En primer plano Margarita, Juan y Antonio Riquelme


-Aparte de ver películas de cine, también ibas al teatro?

-"Me conozco el teatro Vico de Jumilla y el Concha Segura de Yecla como la palma de mi mano. No me perdía funciones, ya fueran de teatro como musicales, revistas cómicas, etc".

A pesar de tener un gran cariño por Barinas, siempre me dijo que dejar Jumilla fue un tremendo error. -¿Y cuál fue el detonante que te hizo recalar en Barinas?

-"Yo adoraba a mi madre, ella estará en lo más alto siempre. Quería lo mejor para nosotros, y en aquellos tiempos mi hermano José trabajaba en una fábrica de terrazos en Jumilla. Ella pensó que nosotros podíamos montar una, y consideró que Barinas sería la mejor opción".



En sus ojos rajados, de minúsculas pupilas aflora una extraña mezcla de melancolía y desazón, mientras de sus labios brotan expresiones rotundas:

-"Al menos yo, pasado el tiempo me percaté que nos habíamos equivocado. Montamos una industria donde no había luz eléctrica, agua, teléfono, los accesos eran dificultosos. Enganchar la luz desde la carretera hasta el taller nos costó 400.000 pesetas de la época. (Años 60 apx) Trabajamos como esclavos durante años y aunque tuvimos buenos resultados, en Jumilla nos hubiera ido mejor. ¡El enorme esfuerzo que hicimos lo pagamos con nuestra salud, mis hermanos y yo mismo!"


-¿Y los días festivos te ibas a cobrar a los clientes?

-"Pues sí, cogía mi moto y lo más cercano era Archena. Iba a Cartagena, Águilas, Mazarrón, etc."



¿Y mientras tanto, tu novia ansiaba el día que aparecieras por su casa; eso, en otras familias no te hubieran dado ese margen?

-"Cuando podía, cogía la moto y me presentaba allí, lamentablemente no eran todos los fines de semana. María supo comprenderlo, y fijate, luego hemos sido un matrimonio con fuerte arraigo y consistencia".

En esa época, donde los coches escaseaban, tener una moto era como un lujo asiático, ¿antes de tener moto, cómo hacías para desplazarte?

-"Mi infancia estuvo marcada por los viajes a pie desde Jumilla a Barinas o al revés. Acompañaba a mi madre, a mi tía...En uno de aquellos viajes, anochecía y al estar muy cansados nos dejamos caer junto a unas tápias y allí dormimos. Al día siguiente descubrimos que aquello era un pequeño cementerio".

-Presiento que has sido un hombre de un solo amor, ¿estás de acuerdo?

-"María siempre estuvo ahí. Hoy puedo decir que he sido muy feliz con ella y mis hijos".

Saca de su cartera unas pequeñas fotos y me las muestra; son imágenes de cuando eran novios. Se les ve junto a otra pareja en un paseo de Jumilla y otras en el interior de un bar. Me explica que José "el carnicero" era su más entrañable amigo, y los apelativos cariñosos fluyen hacia José y su mujer. 


Juan Riquelme y Ana Belén Tortosa

Después de ver esas imagenes en blanco y negro, le hago ver que en esos años tuvo que ser todo un "dandy"; elegante con esos trajes cortados a medida y un "look" que no pasa indiferente, verdaderamente atractivo.

-Has sido un hombre de muchas inquietudes, como de tocar muchos palos: te gusta el fútbol, la música en general, ser agricultor, viajar cuando pudiste, y sobre todo el cine. Por cierto, me han contado que le diste un buen repaso futbolero al periodista murciano Juan Ignacio de Ibarra, ¿cómo fué aquello?

-"Sabes que a casa Félix venía gente del fútbol, de los toros, y de tantos campos. Estaba allí y le hice unas preguntas acerca de Kubala, y que no supo responderme; entonces le fuí explicando toda la historia que conllevó la llegada de Kubala a España. El hombre, no solo quedó sorprendido, también se emocionó con aquél relato que hice. Me ha gustado el fútbol en general, siempre huí de los fanatísmos de ser de un equipo u otro, aunque bien sabes que tuve debilidad por uno en concreto".




-Para bien o mal, Menorca marcó tu vida, porque lo sueles recordar con frecuencia.

-"En Mahón hice la mili, y es cierto que fue un periodo de mi vida muy interesante. Me gustó la isla de Menorca, fuí un privilegiado allí. Precisamente, mi primera operación quirúrgica fué en el hospital militar. En ese periodo vine poco por casa, ya que los viajes se llevaban parte del tiempo de los permisos: tenías que coger un barco desde Mahón hasta Barcelona y desde allí varios trenes hasta llegar a mi casa".

Cuando habla de ese periodo, sus palabras, sus gestos son más intensos y pormenoriza en nombres de compañeros, oficiales y demás jerarquía militar. -"Parece como si lo estuviera viendo ahora mismo".  Se le ve ligeramente tocado por la emoción, y mira que han pasado años de aquello.

Juan y Jesús Ruiz (mi padre)


-Sabemos que eres un hombre humilde, positivo, que no conoce el rencor, pero, ¿tienes envidia de algo o alguien en concreto?

-"Sí. Te diré sin complejos que envidio a toda aquella persona que se sienta en la mesa y come de todo. Desde crío es algo que me puede, soy maniático con la comida. Por ejemplo, no probaría nunca algo que llevase carne de pluma, de caza. En cambio el chocolate y el azúcar siempre fueron mi pasión. ¡A manos llenas, diría! ".

-¿Qué recuerdos te dejó la infancia?

-"Mi barrio de san Juan, donde teníamos la casa familiar. Muy cerca estaba el popular bar de "Pipa". Los turrones en navidad, el chocolate, y sobre todo el cine. Habían sesiones dobles y yo las devoraba. Ya te dije que empecé con siete años."


Diego Tortosa y Juan.


-Aparte del cine, la música también te interesó. ¿Con qué géneros te identificabas más?

-"La copla española, la zarzuela, algunas cosas de ópera y especialmente las grandes orquestas americanas. Yo creo que Gleen Miller fue un rupturista, que potenció la música allá por los cincuenta. También me gustaba la orquesta de Cugat. Jorge Negrete, Jorge Sepúlveda, José Alfredo Jiménez, Frank Sinatra. Del tango, me quedaría con el grandioso Gardel."

-Y en el taller, mientras trabajabas, ¿oías alguna música?

-"Claro, la radio siempre estaba en marcha. En esos tiempos se escuchaban baladístas, cantantes de corte romántico."

-¿Tienes una canción preferida de ese tiempo?

-"Me gustaba mucho Adamo. Pero, especialmente "Cae la nieve", que fué uno de sus primeros éxitos."


Fanny y Salvatore


Cuando le digo que en el 2004 conocí personalmente al maestro Salvatore Adamo por medio de mi amiga Fanny, su violinísta desde hace más de veinte años, se sonríe y comienza a cantarme "Cae la nieve". Y entonces te quedas de piedra, cuando descubres que se conoce dicha canción de principio a final. 

-De toda esa ingente cantidad de cine que ha pasado por tus ojos, ¿con qué te quedarías?

-"Casablanca la he visto catorce veces, a pesar de ser una película tán larga. Me gustaba mucho el género histórico, el que alude a Roma, la Roma de los emperadores. Entre los actores, Clark Gable, Bogart, Ava Gadner..."

En el restaurante "San Agustín" de Jumilla.


-De Jumilla, podías hablar durante meses de su historia, de sus personajes, ¿quiénes te dejaron huella?

-"El maestro compositor musical Julián Santos ha sido para mi uno de los jumillanos ilustres. Aparte de su enorme talento tuvo el acierto de dar un "braguetazo" con una hija del Barón de Solar, casándose con ella. Y el propio Barón fue otro de los históricos, un aristócrata de los de antes."

-Siempre has manifestado un gran cariño hacia Félix Rocamora, ¿crees que su tierra le ha correspondido por tanto que él hizo por Barinas?

-Félix y yo eramos parientes; pero para mí fue el gran empresario que de la nada construyó algo muy complicado: traer hasta su restaurante gente de las comarcas murcianas, alicantinas, y de otros lugares. Y eso con el boca a boca, sin internet y otras moderneces de ahora. Hacer de ello toda una fantasía, como si Barinas fuera puerto de mar. Viví junto a Félix algunos viajes: Madrid, Mallorca, Lourdes, etc, muchas anécdotas y en definitiva para mi fue de una generosidad sin límites. Amigo fiél y defensor de su tierra. Ayudó a mucha gente y potenció cosas como el fútbol local, algún novillero que otro, etc"


Félix Rocamora. Foto Torosnoticiasmurcia.

-"¿Esta semana tienes salida?"

Me pregunta Juan, y eso significa si tengo algún evento de corte cultural, ya sea una exposición, un concierto o una presentación de libro. Su curiosidad por la cultura iba a ese punto, y uno le contaba todo cuanto vivía en esos saraos. Al iguál que se interesaba por las subastas de arte, la trastienda de los museos o que Jesús de Nazareth siempre fue un judío que defendió a los judíos y que no creó iglesia alguna.




A lo largo de nuestra vida hemos conocido y tratado con multitud de personas, de casi todas las esferas, pelajes y clases, pero nunca tuvimos el recóndito placer de conocer y tratar a un hombre enjuto, siempre delgado, que siempre ha usado unas gafas oscuras que pusiera de moda Marcello Mastroianni, que caminaba lentamente con una cadencia inusuál, que muchos días portaba una azada al hombro con enorme elegancia, como si fuera un obispo que va a oficiar un rituál religioso.

La última imágen que tenemos de él.

A veces uno piensa y compara las actuales generaciones tan llenas de recursos para el aprendizaje, y sin embargo apenas la cultura prende en ellos. Casos como Juan Riquelme, nacido en la post-guerra, sin casi pisar escuelas, aquilató una inmensa cultura universal, pues en ese saco cabía de todo: arte, cine, música, filosofía, política, deportes, religión, tradiciones, historia, etc.



Si a eso le añadimos su portentosa memoria casi fotográfica, que nos regalaba mil detalles de cualquiera de las vivencias que narraba, su ausencia será tan apabullante que miedo nos da solamente pensarlo.



En estos últimos años, Juan Riquelme nos brindó momentos que "sabian a pura gloria";- así expresaba él sus grandes admiraciones. Que entonase "Cae la nieve" con todas sus estrofas perfectamente nos sorprendió, pero la noche donde nos regaló unos tangos gardelianos con acento porteño incluido no tienen parangón. "Caminito", "A media luz", o "El día que me quieras" que son muy conocidos y los bordó; ¡pero, cuando hizo aflorar "Cabecita", otro tango de Gardel poco conocido y realmente difícil de interpretar!..¡Qué locura de talento!

¡Y meditamos para al final preguntarnos, ¿de donde salió este genio? Por tanto, por todo lo que ha sido su legado cultural y emocional, el silloncito que usaba en las tertúlias veraniegas quedará huérfano para siempre. Hasta el momento no sabemos de nadie que tenga su enorme altura humanísta, y creemos que será imposible hallar un ser con sus mismas prestancias, que tuvo el humor por bandera, con la humildad y discrección que siempre le acompañó...¡Hasta siempre, don Juan!


        "Cae la nieve"   Salvatore Adamo


Texto y fotos de giovanni R.Tortosa




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