viernes, 3 de marzo de 2023

NOCHE ESTRELLADA EN MORRISON BAR

El director cinematográfico Alfredo Navarro puso la grandiosa emoción de su talento, en una noche fría y con exóticas estrellas en los cielos de Macisvenda.


Decir que su documental, "Novelda-Japón: 0 euros" nos rascó la sensibilidad y dejó una impronta emocional en los que asistimos al evento en Morrison Bar. 


Arturo, Silvia, Jesús y Alfredo con las simbólicas estatuillas.

Una vez más, el maestro de ceremonias fue el jardinero, viajero eterno y fotógrafo, Jesús Carbonell. Él mismo preparó el ágape que gentílmente dispuso y posteriormente entregó galardones a los premiados: Alfredo Navarro y Arturo Gomariz.


Jesús Carbonell junto al intrépido y polifacético Morrison.

Paco Morrison abrió su abigarrado local exclusivamente para los que asistimos al peculiar evento: los fotógrafos de moda, Juanjo y David, la profesora de teatro Silvia Barroso, Paquito Carbonell, Alfredo Navarro, Arturo Gomaríz, el mismo Morrison, Jesús y un servidor.

Una de las escenas de "Novelda-Japón", en Venecia.

Carbonell entregó unas estatuillas (made in China), que representaban los clásicos premios americanos del cine. En realidad  se trataba de realzar el buen trabajo realizado tanto por parte de Alfredo como de Arturo, ambos, autores de varios documentales sobre "La cueva de Jesús Carbonell".


Los ganadores de los "oscars"....

Disfrutamos de una velada teñida por la gran calidad estética que nos brindaron, así como las emotivas explicaciones de Alfredo en el relato de lo que fue su viaje; donde las ganas y la fé en uno mismo están por encima de cualquier obstáculo, dinero incluido.


Los "oscares" tuvieron un atrezzo diferente y divertido.

Una noche para enmarcar, sin lugar a dudas, y que sirvió para provocar una notable conexión en los espíritus aventureros y entregados al arte que cada uno de los presentes llevamos con sumo placer. También echamos en falta a nuestra "dama de corazones", Mavi Martínez, que por motivos familiares no pudo estar presente en el evento. 



Y como si de una novela se tratase, Alfredo nos desveló el final sorprendente de su propia película, una de sus protagonistas: una joven de suaves rasgos japoneses que residía en Venecia, fue devastada por un cáncer, muriendo con sólo treinta años. Si la noche ya estaba helada de por sí, aquello nos dejó casi congelados. Aunque el frío siempre estuvo fuera, porque en el local hubo calidez para disfrutar y regalar.







Texto y fotos, Giovanni R.Tortosa