jueves, 18 de abril de 2019

JUAN BAUTISTA EN LAS PROCESIONES DE CARTAGENA


      Desde hace bastantes años, Juan Bautista rinde un amor que le es recíproco a Cartagena y su comarca. Allí moran algunas de sus obras, y los desfiles de semana santa tienen para él un determinante interés. Desde hace tres años, Bautista me invitó a subirme en su barco pasionario que tiene sede en la ciudad departamental. 

Juan Bautista junto a Mariana Larios.

  Hablar de "californios" y "marrajos" tiene su proverbial importancia cuando se contemplan unos desfiles con marca indeleble como los cartageneros. La impronta militar les confieren un ritmo que puede parecer severo, pero a su vez resulta cadencioso. Y no es igual cuando lo observamos a través de la televisión o vídeos que en pleno directo. Reconozco que vistos en estos medios resultan fríos, sin embargo en vivo, emocionan y te harán un esclavo admirador de su estética tan genuina. 
 
La perfección en el desfilar se torna emotiva y de una belleza inusual.

      Siempre tenemos la dicha de coincidir con  alguien representativo de tan emblemática semana santa. Este año fue Mariana Larios, una mujer que lo es todo en la tradición semanasantera de la ciudad marítima. Como de costumbre, desde la amplia balconada de la iglesia de los "Padres Claretianos", situada en la calle Mayor, visionamos el desfile en noche de miércoles santo y que correspondía a la cofradía california.


   Mariana fue "Nazarena Mayor" el pasado año, pregonera de algún que otro pueblo de la comarca cartagenera; y por encima de todo es una enciclopedia viva de la historia de Cartagena, especialmente en su vertiente religiosa. Antes de compartir con Mariana, Bautista hizo entrega a la iglesia del tradicional "cirio pascual", a través del reverendo Fernando Gutierrez Reche, que cada año dedica a este templo.
 Una de las obras de Bautista en los "Claretianos"
  Después de un ágape frugal e informal, en una noche ligeramente ventosa, nos dispusimos a presenciar el desfile "californio" donde la imaginería de Mariano Benlliure florece junto a obras de Sánchez Lozano, Hernández Navarro o del cartagenero de origen valenciano José Alfonso Rigal.


   Mariana nos fue explicando los orígenes de las cofradías, sus peculiaridades, así como las diferencias entre ellas; los pequeños detalles que pueden pasar inadvertidos al público pero que conforman el micro-cosmos de la filosofía de semana santa.


          La tremenda envergadura de los tronos, el exorno floral, la iluminación, el vestuario de los penitentes, la presencia de bandas militares; pero en especial la cadencia, el "tempo", la fluidez del desfile, hacen de la trimilenaria Cartagena un auténtico oasis para los amantes de estas tradiciones.


           Las procesiones cartageneras podrán gustar más o menos o tal vez no, pero donde no existen dudas es en su puesta en escena: se percibe que están enormemente trabajadas, que no existen improvisaciones, son el producto de una larga y consensuada elaboración proveniente de cientos de años. Y puede que el mejor respaldo lo tengan de sus propias gentes, tanto los que participan como aquellos que son espectadores; todos ellos prodigan un respeto y lealtad, y que en tiempos convulsos como los actuales no es poco...
                                     Texto y fotos de Giovanni R.Tortosa


 

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