--Es el hombre ideal para sentarse sobre sus piernas y sentir el taladro de sus ojos, saborear esa mirada de caballero castellano en plena tarde invernal frente al fuego de la chimenea. ¡Me encanta ese porte sobrio, con ínfulas de conquistador, aunque en el fondo haya sido el hombre de un sólo amor!... Así se expresa mi amiga Amélie nada más observar la imagen que preside este relato, con el alcalde de Nava de La Asunción como protagonista.
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El alcalde navero Juan José Maroto, bajo la lluvia junto a unas damas. |
Nos encontrábamos en el recóndito e intemporal microcosmos que es el mesón de Antonio Sánchez en Madrid. El mesón con mayor antigüedad de la capital, con casi tres siglos de vida. Lugar taurino por excelencia, donde se aquilata la atmósfera de tantas tertúlias con personajes del arte y la tauromaquia durante tanto tiempo.
Cada vez que Amélie viene a España solemos vernos en Madrid, Chinchón o en cualquiera de los municípios adyacentes donde se ofrezca algún interesante evento taurino. Ella es antropóloga y estudiosa de la tauromaquia. Vive en la Francia del sur, hija de un reputado compositor francés, autor de una canción que nadie quería interpretar, -según decían por el excesivo pesimismo de su texto y que años más tarde se convirtió en aquello que más dinero ha reportado por derechos de autor. Una de las más célebres canciones de la historia. ¡Eso sí, la canción fue aligerada y dulficada por unos americanos, habiendo perdido su potencial originario!
Mientras lleva a su boca un trozo de tortillita de camarones, contempla una y otra vez la foto del alcalde segoviano con delectación. Y todo ello vino a cuento, por su interés hacia los encierros más antiguos de España, que son los de Cuéllar. Le expliqué la cercanía de esta ciudad con Nava de la Asunción, donde también se celebran encierros, con un ambiente muy similar a los cuelleranos. Para ponerla en situación, le dije que Nava era el pueblo de la torera Cristina Sánchez, aunque ésta naciera en Madrid.
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Amélie |
La figura del edíl navero despertó una extraña mezcla de curiosidad y fascinación en Amelíe. Me preguntó si era su primera legislatura, le respondí que llevaba grán parte de su vida como alcalde. -"No te sabría concretar, pero probablemente usaba pantalones cortos cuando empezó a ejercer en el cargo público".
¡Qué fascinante, toda una vida entregado al pueblo; le tienen que querer mucho allí! --Respondió sonriente mi amiga. Al cabo de unos minutos de estar sentados en la emblemática taberna, me hizo la sugerencia de posar junto a ella debajo de la cabeza del toro de la alternativa de Antonio Sánchez. Me aseguró que estar cerca de un toro, aunque éste ya no tenga vida, refrendaba esa suerte de sortilegio fetichísta que podría influir como un potenciador de virilidad. Así que, no dudé un segundo en hacerme unas fotos debajo de la portentosa cabeza.
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Posando con Amélie debajo de la venerable cabeza. |
¿Y cómo es el alcalde Maroto en las distancias cortas? -Inquiere Amélie.
-Un hombre comedido, discreto, tiene un halo de sutíl ternura, pero se suele mostrar reservado, casi impenetrable, apenas expresa sus verdaderas querencias. Es como si no pudiera quitarse la máscara del político, mientras se toma una copa de verdejo en el café Bulevar de su pueblo.
Amélie pone rostro de satisfacción, al parecer esos matices le han posicionado más cerca del alcalde segoviano.
-¡Me encanta su perfil, que es como una rémora de esos personajes que poblaron Castilla en los controvertidos años de los "Trastámaras", todo un reflejo de bizarría castellana!- Exclama, quien es toda una enamorada del "Siglo de Oro" español, que se emociona al oir "La Marsellesa" o "Suspiros de España", que le fascina el olor a tabaco puro en los cosos taurinos, las puestas en escena del banderillero Fernando Sánchez, paladear los lances de capote de Morante o las estocadas de Manzanares.
Mi amiga vuelve a reparar en la fotografía: "fíjate, la señora del jersey azul le está suplicando algo y él coloca su mano izquierda sobre la barbilla, mira fijamente a los ojos de la mujer; esa actitud es de total concentración e implicación hacia ella, se le nota muy receptivo y no pareciera meramente teatral, al modo político. Eso me gusta".
A pesar de vivir en el país vecino, no pasa por alto las cosas que suceden en España. -" Desde que Franco se marchó, parece como si hubiese dejado dos "franquícias" que serían los dos partidos que se alternan en el poder durante estos años. Cuando ha surgido un partido nuevo que quiera ser alternativa de gobierno se les ha echado a escobazos".
A nuestra mente llegan las siglas de UPyD, Ciudadanos, UCD, y el próximo en caer podría ser VOX. Para tranquilizar a mi querida amiga, le digo que Maroto es como si fuese un híbrido nacionalista segoviano-castellano, que carece de la ideología de los partidos al uso, y que por ello es tan querido en su pueblo, y por tanto lleva toda una vida al frente de su ayuntamiento.
Amélie solicita al camarero una alcachofa glaseada a baja temperatura con huevos fritos de codorniz y salsa de naranja. Alzamos nuestras copas de jerez y brindamos por un posible encuentro en Nava de La Asunción junto al alcalde Maroto, a ser posible en sus famosos encierros.
Como último y para finiquitar la velada solicito al camarero un par de "segovianos", y por extraño que parezca entendió lo que le pedía, normalmente no suele ser así. Al minuto llegaron un par de chupitos fríos con whisky Dyc. Las pupilas azuladas de Amélie resplandecian con todo su fulgor, y de sus carnosos labios en siena tostada resuenan: "mon chier Giovanni, allons à l´hótel verifier les effets aphrodisiaques de la tête de taureau".
-"Tu sais bien, Amélie, que je suis discipliné et obéissant...."