lunes, 25 de marzo de 2019

"SOÑADORES DE ESPAÑA"

Paseillo de los alumnos de la escuela de Tauromaquia murciana.

   En la matinal del domingo 24, tuvo lugar en el ruedo de la "Condomina" murciana, una nueva clase práctica de toreo. Habían más aspirantes que en anteriores sesiones. Estos jóvenes soñadores del toreo no les hicieron caso a las prepotentes voces que salen de vez en cuando de algún que otro político ibérico tachando la tauromaquia como algo "casposo". Uno de ellos, un ministro cuyo padre había sido novillero, también reivindicó la fiesta taurómaca como algo maloliente y casposo.
     Por ello, estos aspirantes a ejercer un oficio artístico donde se pone en juego la propia vida, podían dar lecciones de dignidad y honestidad a muchos de estos personajes, cuyo talento mas excelso es zaherir, vilipendiar y ofuscar el sentimiento de los que no piensan como ellos. Y en definitiva, es como tirar piedras a su propio tejado. Es querer convertir un país como España, asolerado y repleto de contrastes culturales, creador y forjador de la fiesta más internacional que es la Tauromaquia, en un lugar frío, aséptico como un quirófano, ajeno a las emociones, a las tradiciones milenarias; algo así como un país nórdico. 
 
Alejandro Fernández, uno de los veteranos alumnos.

    De momento y observando los movimientos que se dan en las escuelas de Tauromaquia, estos fatuos cantos funerarios de los detractores hacen que cada día lleguen más jóvenes interesados en la práctica del toreo. Ya sabemos que esto es enormemente  difícil y complicado, pero también es el mayor generador de ilusiones de estos amantes del arte, pero un arte donde el riesgo está presente y la magia de poder vencer al dios Tauro es un estímulo que gravita en ellos.

El profesor JoséMari Ortín consuela a una de las alumnas, que no pudo cuajar unos lances ante el becerro.

    Las escuelas taurinas no solamente procuran el conocimiento técnico de sus alumnos, inculcan unos valores donde la lealtad, disciplina, respeto y ayuda colectiva es base de una educación que rescata esencias humanas, hoy un tanto en desuso. 
 
José Mari Ortín, Ángel Bernal y Pepín Liria.

    En la escuela de Murcia se conjugan el carácter torero de Pepín Liria, su aquilatada trayectoria que tuviera como momento épico su triunfo en un lejano San Isidro frente a un toro de Dolores Aguirre; el potente oficio de José Mari Ortín, un hombre que deja todas sus energías  en beneficio del alumnado.Y Ángel Bernal,  empresario y propietario del más que centenario coso de la Condomina, presidiendo la escuela.
 
Nacho Ayala Tenza, en un espléndido natural.

    Liria dirigió la "mise en scene" con verdadero magisterio, secundado por José Mari Ortín, y en todo momento mimaron las potenciales  dotes de los aspirantes. Pero, cierto es que no por ello dejaron de ser críticos y afinaron a la hora de evaluar a los alumnos. 
 
Iker Ruiz, en una acción como lidiador, llevando al becerro a toriles.

   Los veteranos Angelín y José María Trigueros ejercieron como ayudas en la brega. Por cierto, Trigueros hará el paseíllo en el ya popular festival contra el cáncer, que cada primavera se celebra en Murcia.
   Nos sorprendió la buena tanda con ambas manos que Nacho Ayala dio al primer becerro; a pesar del poco tiempo que lleva como alumno, apenas tres meses. Las buenas maneras de David Pardo y Relente. Alejandro Fernández también pudo lucirse con capote y muleta; -a pesar de su gran estatura que le hace un flaco favor con el tamaño de los becerros. Los alevines tuvieron su primer contacto con los becerros, aunque sólo fuera un lance y siempre bajo la tutela de Liria.
    Iker Ruiz, con sólo diez años, se atrevió a llevar toreramente a uno de los becerros, desde el tercio de cuadrillas hasta la mismísima puerta de toriles. Cruzar uno de los ruedos españoles más grandes a base de porfiar muletazos fue un  detalle de alguien que puede tener casta de torero.
 
Iker Ruiz saludando después de su emotiva acción torera, junto al maestro Liria.

     La mañana murciana con excelente temperatura hizo que la vetusta plaza se congraciara con las energías y anhelos toreros de todos los que hicieron el paseíllo para posteriormente medirse a la fiereza de sus oponentes.
   
El maestro Liria junto al más joven de los aspirantes.
   Sin duda, fue una mañana para soñar con el futuro de la Tauromaquia.
                                          Texto y fotos de Giovanni R.Tortosa

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