miércoles, 3 de julio de 2024

ANTONIO PIÑERO, EL DETECTIVE DE JESÚS DE NAZARETH

 El profesor Antonio Piñero vive cómodamente instalado en el siglo I. Vive la hermosa dualidad de ser un hombre moderno del siglo XXI, que cada día desciende a los sótanos pétreos y oscuros del siglo I. Es como un vampiro forense que fuera a realizar autopsias a evangelios tildados como apócrifos; otros denominados sinópticos;-con la garantía de oficialistas y bendecidos por Ireneo de Lyon. Chequear las actitudes ignominiosas de Gesio Floro u otros mandatarios de aquel tiempo. También, ¿y como no?; el epistolario "paulino": esos cincuenta folios que tanto juego dieron a la cristiandad; y todo un cuantioso legado que la espiritualidad judaica crea en época tan terriblemente convulsa.



    Piñero parece moverse "como pez en el agua" en ese ámbito donde las matemáticas quedan relegadas a un plano secundario, y la ambiguedad y el misterio son como un bálsamo que fluye natural en todo ello. Y surge la expresión: "repensar"; que para el tiene tanta importancia.
    Desencriptar, decodificar toda la mensajería que contienen tales escritos se antoja tarea mucho mas compleja que realizar un viaje a Júpiter, comprender la teoría de los átomos, pretender vender abrigos de visón en la Polinesia....Por tanto, el merito profesional de este filólogo e historiador es tal, que este país; un tanto analfabeto en materias de historia religiosa debería rendir el respeto que merece;-si hubiese nacido en Pennsylvania o Illinois seria posiblemente una de las autoridades mundiales en investigación  del Cristianismo. Pero Antonio Piñero es de Chipiona.

    De rasgos apolíneos, ojos claros, cabellos plateados; contenida elegancia, mirada regia y escrutadora, que recuerda a un emperador romano; su voz adquiere infinitud de matices, revelándose enfática cuando quiere remarcar un hecho o subrayar una evidencia. Por ello, sus exposiciones publicas y conferencias reportan un plus de interés. Se le nota enamorado, apasionado por su trabajo y eso lo transmite al publico.

    Y habría que agradecer su gran dosis de pragmatismo; de honestidad profesional: "no sabemos", "no tenemos fuentes";-son expresiones que suele usar ante ciertas preguntas. Creo que eso le honra. Otros investigadores aprovechan esos vacíos para rellenar con alambicadas fabulaciones lo que no tiene respuesta.

    Puede que Saulo de Tarso sea uno de sus personajes favoritos. La figura histórica de Jesús le resulta fascinante, aunque no le termine de emocionar. Tal vez, porque supo desnudarle; quitándole toda la hojarasca, y los cientos de barnices que la Iglesia puso a su egregia figura;-convirtiéndolo en el icono con mayor popularidad de la historia.

   Por tanto, el profesor Piñero es consciente de moverse en aguas fangosas cuando trata de explicar con su verbo sencillo, cálido y comprensible la historicidad de Jesús. Cuida su lenguaje al máximo, cada palabra es medida; la observa con lupa; va como de puntillas, con sumo respeto. Trata con la máxima "finezza" sus tesis.

   Y a pesar de todo ello, siempre hay un rechinar de dientes, un crujido metálico en el corazón de algún creyente confeso que confiesan no entender aquello del "fracaso mesiánico de Jesús". 
   Puede que se cumpla aquello, que un colega suyo dijo; el profesor Mario Saban: "los que entendemos a Jesús, no creemos en él, y los que creen en él, no le entienden"....
   A pesar de su abigarrada carrera profesional; repleta de publicaciones sobre la temática judeo-cristiana e innumerables charlas y conferencias, su excelsa humildad le hace mirarse interiormente y comprobar que apenas conoce una pequeña porción de todo el maremagnum de la historia, por el investigada.¡Es el lamento silencioso de un sabio humilde, como él!...
                                     Giovanni R:Tortosa
Fotografía: web Antonio Piñero

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